Mi mamá se mima

Noches sin dormir, repentinos despertares que te hacen correr como una loca en busca de un chupete, rabietas en el pasillo principal del centro comercial, visitas agotadoras al pediatra, cuentos de princesas o super-héroes que te dan más sueño a ti que a ellos, carreras para acudir puntual a la salida del cole, horas de trabajo extra para ayudarles con los deberes, comidas, cenas, lavadoras, y un estado de alerta permanente que te hace apretujar el bote del antiarrugas para ver si de allí, en vez de crema, esta vez sale un milagro…

Pues todo ello, absolutamente todo, tiene su recompensa.

Un abrazo o un beso de cualquiera de ellos te da la energía suficiente para seguir al pie del cañón y volver a empezar con ese caos una mañana más…. pero, no nos engañemos, a veces, una necesita un descanso un poquito más intenso para retomar fuerzas.
Qué mejor momento que el Día de la Madre para regalarle a mamá un placer para los sentidos, un momento de relax absoluto.

El Balneario de Mondariz, del que os he hablado en múltiples ocasiones, ha escuchado mis plegarias y ha creado el tratamiento con el que yo sueño cada mañana, cuando el espejo me devuelve una cara de cansancio absoluto: un tratamiento antiestrés en el que se combinan masajes y programas con agua mineromedicinal para recuperar la energía perdida (a veces pienso que si se pudiera canalizar toda la energía derrochada por las madres durante los primeros años de vida de los niños, y aprovecharla de alguna forma, se convertiría en la primera fuente de energía renovable de nuestro país…).

Desde el Balneario de Mondariz también nos proponen un tratamiento revitalizador facial para que nuestro rostro se relaje y vuelva a tener luz de manera instantánea, cosa que nos hace falta a todas las madres…

Ambos tratamientos están pensados para duplicar la recuperación muscular, aumentar en un 30% la recuperación de la fatiga, aumentar en un 100% la resistencia al trabajo, aliviar el dolor, calmar los nervios y estimular la circulación.

Ahora sólo me queda pedirle al padre de las criaturas que les ayude a hacer la reserva y decirle además (si es que estoy en todo…) que puede beneficiarse de una oferta de lujo para el Día de la Madre:

Estancia de 3 Noches
Llegada 29 de Abril y Salida 2 de Mayo
190 euros *
Estancia de 2 Noches
Llegada 30 de Abril y Salida 2 de Mayo
135 euros *
Estancia de 1 Noche
Llegada 1 de Mayo y Salida 2 de Mayo
55 euros *

Las tres incluyen: Alojamiento, desayuno buffet y programa de ocio a elegir: Palacio del Agua, Balneario Celta o Green Fee.
Y algo que me encanta: el Late Checkout el 2 de mayo (hasta las 18 horas)

Así que ¿quien puede resistirse?

Balnearing…

Hace casi cuatro años alguien me regaló un libro con un título del tipo «Los mejores balnearios de España»… o algo parecido.
Aunque me pareció un regalo estupendo, en aquel momento, pensé en colocarlo junto a los libros de ciencia ficción… porque, al fin y al cabo, eso era lo que significaba la palabra «balneario» en aquel momento de mi vida.

Acababa de dejar una gran multinacional para montar mi propia empresa y, de paso, poder «conciliar» y dedicar más tiempo a un bebé recién nacido. Así que eso de tomarme unos días libres para relajarme en un balneario, aunque sonaba a música celestial, era un lujo que no me podía permitir.

Pasaron los años, y la familia aumentó casi al mismo ritmo que se reducían las horas de sueño, las fuerzas y los minutos libres. Paradójiacamente, cada vez tenía menos tiempo para ir a un balneario y cada vez lo necesitaba más.

Ahora, aunque cada vez tengo más trabajo (y además escribir dos blogs diariamente no ayuda mucho) he podido sacar tiempo para rescatar el libro de la estantería y empezar a buscar balnearios donde pasar de vez en cuando un fin de semana.
Así que prometo contaros mis descubrimientos y las experiencias que merezcan la pena.

Mi primera escapada la tengo muy clara: El Balneario de Mondariz en Pontevedra.

La marca Mondariz me inspira salud y bienestar, y viajar a Galicia siempre es un placer, así que lo tengo decidido.

La magia del agua de Mondariz ya fue descubierta por los romanos y, desde el siglo XIX, muchísimas personalidades han querido probar sus beneficios y lo siguen haciendo todos los años.

Hoy en día (es lo que tiene el progreso…) aunque sigue conservando la estética del siglo XIX, las comodidades y el confort son cada vez más, eso sí, siempre conservado la esencia original.

Pero más que un balneario, Mondariz es un complejo que se compone de un hotel de cuatro estrellas, el balneario con aguas mineromedicinales, el Palacio del Agua, un campo de golf de 18 hoyos, un centro de congresos y convenciones, y restaurantes dónde poder degustar la deliciosa comida gallega…

El Palacio del Agua es un spa enorme (con más de 3000m2) para relajarse y olvidarse de todo: camas de agua, asientos de hidromasaje y de burbujas, chorros de todo tipo, pasillo contracorriente, sauna celta húmeda y seca, finlandesas, de vapor con esencias (esta yo no me la pierdo…), minipiscinas con hidromasaje, cabina de hielo, y hasta una poza de agua caliente al aire libre que tampoco me iré sin probar.

Una de las cosas que he descubierto es que tienen oferta para todo tipo de persona, familia o plan.
Se puede ir con niños desde tres años al spa y además cuenta con un programa de animación infantil con monitores para que el relax sea total.

También tiene programas especiales para premamás (con médico y todo), para mujeres estresadas, para aliviar tensiones, piernas cansadas…e incluso los famosos baños donde te sumerges y compruebas de inmediato los beneficios en cualquier afección respiratoria, digestiva o incluso para la celulitis…
Así que… ¡póngame uno de cada, por favor!

Ahora en febrero hay una oferta de San Valentín para los que queráis aprovechar: alojamiento dos noches con desayuno buffet, acceso al Palacio del Agua y cena especial con pianista y violinista. Sale por 172 euros por persona. Y te dan, además, un montón de detalles como cesta de frutas, cava y sales de baño y salida tardía a las 18:00h.
Así que si sois de los que celebráis San Valentín, o madres que no tienen con quien dejar a los niños, o mujeres estresadas, o simplemente os quieres dar un capricho, y ocuparos un poquito de la salud, me parece una buena opción una escapada de este tipo.

Y yo creo que, como decía Bogart, esto puede ser el principio de una bonita amistad… entre el mundo del «balnearing» y yo.

¿Soléis ir a balnearios?
¿Qué pensáis?