Un mal día…

Un mal día lo tiene cualquiera… ay, pero cuando te toca a ti…
La verdad es que me he dado cuenta que desde trabajo por mi cuenta tengo poquísimos días malos.
Tengo días de mucho trabajo, días de muchísimo más, días y noches sin dormir que acaban con las defensas de cualquiera, agobios, nervios y multitud de tareas y papeleos que nadie hace por ti… pero no días malos.

Así que cuando se presenta un día de esos en los que alguien te hunde la moral con un comentario poco afortunado, o un cliente se permite el lujo de vomitar toda su mala leche por allí por donde va… pues te encantaría que el mundo se parara y bajarte…. te gustaría esconderte debajo de una manta y desaparecer… y si a eso le sumas un incipiente catarro y una jornada maratoniana de reuniones y trabajo, no te quiero ni contar…

Es en esos días en los que volviendo a casa por la noche, te sientes chiquitita en un mundo gigante y te gustaría volver a ser un bebé y dormir en el regazo de mamá, o que te cogieran con una mano, como en esas fotos de Anne Geddes en las que se ve un bebé muy chiquitín descansando en la palma de la mano de su padre….

Por desgracia, pese a tus sentimientos, sigues siendo una persona adulta y no queda otra que seguir y tirar para adelante, y lo único que te salva (además de tomarte un litro de helado de chocolate belga, pero eso empeoraría las cosas…sólo me faltaba saltarme la dieta…) es recurrir a truquitos cosméticos que me hagan sentir un poquito mejor mientras repito al más puro estilo Scarlatta O´Hara: «Ya lo pensaré mañana…» ó «Mañana será otro día», que es la versión españolizada de la mítica frase…

El mejor truco de todos es darte un baño relajante y para eso recurro siempre a las sales de baño de Delicias de Jabón: un baño de algas marinas, o de pétalos de rosa, o sus maravillosas sales de baño (de azahar, de canela, de té verde… ).

Si siento que la cabeza me va a explotar, recurro a Peace of Mind de Origins.
Es una crema que se aplica un poquito en las sienes y se masajea, y en cinco minutos eres otra persona.

A continuación una taza de té blanco que te ponga estupenda mientras te recuerda que ¡al fín! estás en casita y a continuación Deep Sleep, uno de mis descubrimientos de The Body Shop.
Se trata de un mist, es decir un spray que se aplica sobre la almohada (o la ropa) con esencias que te ayudan a dormir como un bebé.
Por supuesto no mancha y el olor es como cuando secas la ropa limpia al sol, ese delicioso olor a limpio… es una maravilla… yo ya no puedo dormir sin él.

Y después de desmaquillarme, aplico la crema de noche con calma y con mimo, mientras masajeo la cara y trato de relajarme…

Y ya casi se me ha olvidado este día tan horrible… bueno, pensándolo bien, quizá no haya sido tan malo…

Y a ti ¿qué te hace sentir bien después de un día horrible?