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Hielos, atascos y labios rojos

A pesar de ser lunes, me levanté emocionada. No sé si por haber superado los tres primeros días de dieta que me advirtieron eran los más duros, o porque el viernes acabé el proyecto que me estaba robando horas de vida y salud desde noviembre….

Los niños se portaron medianamente bien y a las nueve en punto salíamos hacia el garaje para ir al cole.
La primera señal llegó en forma de hielo por el suelo, pero nada me hacía presagiar que hoy mi coche no arrancaría por primera vez en su vida (y en la mía)…

Después de varios intentos, decidí darle el cambiazo a mi marido y en un intento de ser super-mamá, me encaminé hacia el otro coche con dos niños, dos mochilas, las silla del coche de la pequeñina y mucho hielo en el suelo.
BLANCO TOTAL… así estaba el coche… Suspiré y me armé de paciencia mientras los niños me informaban (por si yo no me había dado cuenta…) de que hacía muchísimo frío… y, finalmente, llegamos al cole.

A pesar de ese comienzo, la mañana se planteaba tranquila y además tenía una presentación a la que me apetecía muchísimo ir.
Mientras el señor de la Mutua y mi marido examinaban mi coche, yo me iba en el otro muy abrigada y tranquila.

En pleno atasco «castellanil» me doy cuenta de que no me he pintado los labios y que las barras de labios están en la guantera de mi coche…
Mientras rezo para que el de la Mutua no las vea y piense que es el coche de Paris Hilton… meto la mano en el bolso y encuentro una barra de labios de L´Oreal…
Justo en ese momento me doy cuenta de que no tengo apenas gasolina, ni callejero, y de que me he olvidado el iPhone en casa. Asumo la situación y me pinto los labios a ver si la cosa mejora… pero no… ¡¡ES UN ROJO INTENSÍSIMOOO!!

Bueno, no pasa nada, menos mal que voy con un «look total black» (que es lo que antes se llamaba «ir como de luto…») y no queda tan mal…
Paso la Plaza de Cibeles, y creo llegar a Neptuno, pero no: es Atocha… y empiezo a pensar que algún día debería aprenderme las calles de Madrid y no confiar mi suerte sólo a Google Maps…

¡¡Beeeeeep!! El depósito de gasolina reclama mi atención así que intento pensar un poquito y decido irme a la gasolinera más cercana… le pregunto al señor de la furgoneta que para a mi lado en el semáforo, cómo llegar a Castellana y, como suele pasar en estos casos, me dice que a la izquierda señalando hacia la derecha. De repente recuerdo mis labios rojos, le doy las gracias, e intento irme de allí lo más rápidamente posible.

Al llegar a casa me llama mi madre que está de viaje preguntándome si hace frío en Madrid…
«¿Frío? Ay, mamá qué va a hacer frío? Yo tengo un sofocón…..»

Así que lección aprendida.
Además de perder toda la mañana en el coche y no llegar a ninguna de mis citas, prometo, cual Scarlata O´Hara que jamás volveré a ponerme un rojo de labios estilo femme fatale a esas horas tan tempranas de la mañana.

De todas formas, todo hay que decirlo, la barra en cuestión me ha sorprendido por su larguísima duración.
Se trata de Accord Intenses (debí haberme fijado en lo de «intenses»…) de L´Oreal.
El tono es precioso, es el 295 Intense Ruby y es un rojo muy bonito pero que, al menos yo, me pondré en ocasiones en que me sienta cómoda con los labios tan rojos.

Por la tarde, por ejemplo, ya me había acostumbrado y no me veía tan mal, así que decidí hacer «horas extras» y probar su duración. Y me he quedado encantada, después de cenar seguía ahí, impecable.
Así que investigaré sobre qué otros tonos existen y esta barra pasará sin duda a formar parte de mi neceser… pero sólo saldrá de él en ocasiones especiales.

Por favor, decidme que no soy la única que se ha sentido ridícula alguna vez por llevar unos labios muy rojos o cualquier otro maquillaje que no se adaptaba muy bien a la situación… ¿os ha pasado algo parecido?